Las lecturas de Cuaresma: Una invitación a una jornada de conversión
1er Domingo de Cuaresma, "llamado Domingo de la tentación porque presenta las tentaciones de Jesús en el desierto, nos invita a renovar nuestra decisión definitiva de Dios y afrontar con valentía la lucha que nos espera para permanecer fieles".
El Hombre y el desierto (El Silencio)
En el lenguaje bíblico, el desierto es una época de oración intensa. Es lugar del sufrimiento purificador y de intensa reflexión, aunque también es una gracia que puede rechazarse.
El desierto nos invita ver nuestra pequeñez, a sentir nuestra vulnerabilidad ante la vida, a sentir nuestros miedos y temores. Es un lugar donde transcurre el ayuno, considerado como desasimiento y soledad exterior e interior – que nos lleva de una forma misteriosa a la unión con Dios.
Muchas veces en nuestra vida cotidiana rechazamos esos espacios de silencio y soledad porque tenemos miedo de encontrarnos con nosotros mismos y con Dios. Mirar con seriedad nuestra propia vida es una tarea muy difícil.
Lectura y aplicación personal
Se nos dice que Jesús, para prepararse para su ministerio público, se adentró en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches. Durante este tiempo ayuno, y, fue puesto a prueba por “Satanás”, estaba con “animales salvajes” (frase exclusiva de Marcos) y era cuidado por los Ángeles. (Mc 1,12-15).

La cuaresma – nos dice Ron Rolheiser – para que imitemos esto, para pasar metafóricamente cuarenta días en el desierto como Jesús, sin la protección de alimentación normal (en ayuno), de forma que confrontemos a “Satanás,” y a los “animales salvajes”, y veamos si los “ángeles” vienen de verdad…. Llegar al punto donde ya no podemos cuidarnos a nosotros mismos. Para nosotros, “Satanás” y los “animales salvajes” significan, o se refieren especialmente, al caos en nuestro propio interior, que normalmente o lo negamos o simplemente rehusamos confrontarlo.
¿Cuál es nuestro caos?
Cuáles pueden ser nuestro caos: nuestra inseguridad o paranoia, nuestro rencor o ira; nuestros celos infundados, nuestras fantasías, nuestros creernos grandiosos, nuestra adicciones, nuestras heridas del pasado que aun no han cicatrizado, nuestra complejidad adicción sexual, nuestras dudas de fe, nuestros secretos morales.